El retiro de Suazo, el ídolo chileno de "la pandilla".
Los audifonos puestos, el camimo de todas las mañanas rumbo a los asuntos personales, medio dormido era cuestión de tiempo para que el cerebro me recordara que ya no está el chileno por las canchas.
No pude evitar enfrente de tanta gente derramar lágrimas inexplicables, para nada de tristeza, recuerdos de oro que llevaré conmigo para siempre.
A tu llegada las cosas no estuvieron entee tu y yo, el saber que venías directo del planeta gol y ver que aquí no dabas una me lleno de una desilusión y coraje que hoy me alegra bastante haber sentido.
Como yo, la gente pensó lo mismo y te lo hizo saber y es aquí donde se dió la clave de tu éxito con mis colores, con el club de la gente. Siendo conciente del talento que Dios te dió y que la gente sabía de tu potencial, saliste a darnos la cara y nos prometiste tu mejor versión, saliendo campeón de goleo, pero no, no te bastó, siempre estuviste ahí cuando lo necesitamos, cuando pensabamos que las cosas no iban a salir y pareciendo que sentías nuestro dolor, siempre nos regalaste jugadas, goles que nos daban la tranquilidad que ocupabamos.
Fuiste ese jugador que nos hizo saber que la esperanza no es un sueño, que la esperanza sí se transforma en alegría, cambiaste nuestro miedo por hambre de gloria, gracias a ti sabemos que si se puede. Agradecido por todo lo que me diste a mi y a esta gente, no pude evitar pensar en el futuro, donde yo seré una persona mayor, ¿Qué voy a responder cuando me pregunten quién era Humberto Suazo? Cada que esa pregunta llegue se desbordará mi locura y con lagrimas de alegría les platicaré tu historia, porque hoy que ya no estás yo más te quiero y no aguanto las ganas de presumirle a todos que yo te vi jugar.
Muchas gracias Chileno, mi chileno, nuestro chileno.
Por: Oscar Ramos “ZURDO”
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